En la opinión de J. Luis Ahuactzin
La exprocuradora Ernestina Carro Roldán, hace alarde de su «lucha» contra la delincuencia y su presunción de «grandes» logros por las detenciones cuando se desempeñó en el cargo de titular.
Resulta que ahora, es quien se perfila para convertirse en fiscal «de hierro», pero al primer cuestionamiento de la prensa sobre su pírrico desempeño, saldrá con sus consejitos de curandera de pueblo, como decía la afamada Noriega.
A Carro Roldán se le hizo bolas el engrudo y su desempeño debería ser reprobatorio y no para ratificarla, al no generar certeza entre la sociedad sobre la acción de la justicia.
Desde su llegada a la dependencia, negó una y otra vez la existencia de delincuencia organizada, pero en los hechos fue todo lo contrario: descuartizados, feminicidios, calcinados, torturados, homicidios, narco mantas, y paro de contabilizar…
Adicionalmente, la PGJE en su mando, goza de un arrastre de desprestigio, que por su miopía como servidora pública y soberbia, la cegaron de una verdadera lucha contra la delincuencia, pero, peor sería el caso al pensar, si todo ello fue por omisión dolosa.
Pese a contar con una recomendación emitida por la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Tlaxcala, por tortura en su haber, se perfila para encabezar la Fiscalía General del Estado de Tlaxcala.
Y como no, si de los 25 diputados locales que la habrán de elegir en los próximos días, los de Morena y sus aliados ya tienen la mayoría de votos en el Congreso de Tlaxcala, para consumar la designación.
Trascendidos
– Qué alcalde será, quien ya comenzó con los despidos masivos de sus directores de área, desde el mes de junio pasado, pues comenzó el año de Hidalgo…
– Será cierto que a una expresidenta del Poder Judicial, le fue desechada su petición de amparo y, desde el Congreso local, será inhabilitada por presuntos actos de corrupción.
